"La gran batalla cultural es entre yopitalismo (libertad total para los negocios y el individuo) y democracia (bienestar social y trabajo por lo colectivo). El debate político es entonces entre un capitalismo que propone un individualismo de tener dinero para consumir y exhibir y una democracia que propone promover derechos para todos. La derecha dice que la democracia no sirve cuando ellos no ganan elecciones, el Estado no sirve pero se lo apropian para sus negocios, que los políticos y las élites progres lucran solo para ellos y nos imponen sus reglas morales. “Zurdos” los llama Milei, “virus mental woke” los nombra Musk, e “izquierdopatía” dice en Colombia la política de derechas María Fernanda Cabal. Todos defienden una fe: “¡Viva el YOpitalismo!”. Y esto ha llevado a que el sentido común sea que los políticos, los progres y la democracia son el enemigo.
El resultado es que habitamos un momento político tóxico, indignación, polarización, donde triunfan los yo celebrities de hombres muy arrogantes (Milei, Bukele, Trump, Musk…) que no son el pueblo, que son especiales y únicos, superhéroes que guían al pueblo y lo convierten en hordas de fans y seguidores; que juegan muy bien en las redes digitales y en la coolture, esa cultura del pasarla bien, en modo fluido, habitando la euforia del consumo. Su éxito está en que producen espectáculo y emociones para la gente (a la que desprecian) y los periodistas (a quienes odian), pero gente y periodistas los aman e idolatran. Su discurso es hiperpersonalizado, violento, polémico, popularizante, tribalista. Por eso, creemos que si no los explicamos como “personajes” narrativos y sujetos estéticos no podremos hacer sentido de sus prácticas, no sabremos cómo debemos luchar contra sus egos y performances. Este libro nace de este argumento, mas que desde las razones y argumentos modernos, a estos “personajes” hay que entrarles en la lucha comunicativa y cultural desde lo narrativo y estético. Y eso es así porque la política, lo cultural y la democracia no tienen que ver con “realidades” o “hechos” o “razones”, sino con percepciones, emociones y sentido comunes.
Para dar de cómo es que operan estas narrativas del poder en América Latina y Caribe les presentamos un mapa con algunos de los casos más resonantes de la región -claro que no son los únicos, sin embargo “para muestra sobra un botón”-. En la primera parte encontramos los textos que dan cuenta de narrativas presidenciales -actuales y recientes, a elección de las/os autores de cada país-; luego, encontramos el análisis de narrativas que se corresponden con voces influyentes (tanto o más que las gobernantes) como son las de la justicia, la legislatura, organizaciones populares o candidatos; y finalmente encontramos un apartado que da cuenta de narrativas superpoderosas: las tecnológicas, las feministas, las indígenas, los movilizaciones sociales que se cuelan en todos las demás prácticas y discursos de la comunicación política contemporánea." (El contexto, páginas 8-9)